Su nombre ya lo dice todo, "el pais (Than) de los reyes (Rajas)". Paraiso de las mil y una noches, de eróicas batallas, de guerreros aguerridos y orgullosos Rajasthanies. Encruzijada de carabanas comerciales, entre los desiertos de Oriente medio y las antiguas selvas del Subcontinente Indio, entre las montañas del Himalaya y el mar. Cruce de ricos caminos comerciales y culturales, era la verdadera puerta de la India. Por ella pasaron incluso hace dos mil años los sestercios romanos que compraban el marfil, las especias, el opio o las enormes joyas de la India. Por ella llegaron todos los conquistadores y bárbaros: los Arios, los Hunos blancos, los Mongoles... Se cree de echo que los Rajasthanies son la fusión de los pueblos indios con los belicosos Hunos en los primeros siglos de nuestra era.
Como la Grecia clásica, se formaron verdaderas ciudades estado que dominaban un amplio territorio. Cada población era gobernada por un Raja y todo el territorio era gobernado por una ciudad fortificada reinada por un "Gran Raja" llamado MahaRaja (en castellano pronunciado "Majaraja" y en Rajasthani "Mahjaraya").
Cada Majarajá dirigía un fastuoso ejército de elefantes temibles. Los mismos elefantes que siglos antes acabaran con las ansias de conquistar el mundo de Alejandro Magno.
Durante más de mil años las distintas dinastias de Majarajas dominaron el Rajastan, en época de "paz" guerreaban entre ellos por ampliar sus dominios, en época de invasiones extranjeras creaban alianzas siendo irreducibles y considerados los guerreros más temidos de todo el Hindostán.
De religión Hindú, de las casta de los Kastriyas (guerreros) como no podía ser de otra forma, los Majarajas se aseguraron lazos divinos que justificaran su poder y sus dinstias (aparecen incluso en el Ramayana y hasta Rama era hijo de un Majaraja). Indiscutibles gobernadores absolutos, amasaron grandes fortunas en joyas, enormes construcciones militares para grandes ejércitos y palacios propios de un cuento de las mil y una noches, por su peculiar arquitectura de arcos y pequeñas cúpulas alargadas con las que decoraban las terrazas y por las cálidas noches a la luz de las velas sobre el lago...
Solo en el siglo XVI el gran emperador Mogol-Musulmán Akbhar sería capaz de doblegarlos a cañonazos (desconocidos para los ejércitos de los Majarajas).
Aquellos que se resistieron (como los Mewari de Chittaugarh) fueron masacrados y sirvieron de ejemplo al resto que decidió someterse y pactar poniendo parte de sus ejercitos y generales al servicio del emperador. Pudieron así conservarse los palacios, fortalezas y murallas casi intactos hasta nuestros días.
Durante la dominación Británica de más de un siglo, los Maharajas les apoyaron para acabar con los Mogoles, y se convirtieron en sus más grandes admiradores. Los Britanicos, en su política de "divide y venceras" compraron con joyas, promesas y regalos la alianza de los Majarajas, lo que permitió que poco más de cien mil Britanicos gobernaran y dominaran un pueblo de trescientos millones de habitantes.
La traición de los Majarajas al resto de la India se resumió en la completa pérdida de poder con la marcha de los Británicos trás la segunda guerra mundial. Es lo que explica que el actual gobierno Indio haya abandonado a la suerte de las inclemencias del tiempo el enorme legado arquitectónico del Rajasthan (unido al de los emperadores musulmanes Mogoles). No es por ello raro ver verdaderas joyas palaciegas cerradas caerse a pedazos (como en Bundi o Kota), o reconvertidas en Hoteles de lujo para sobrevivir (el increible Rangbagh palace de Jaipur, Shiv Niwas y el Lake palace de Udaipur, el Umai Bhawan de Jodhpur, Raj Vilas o Gajner en Bikaner, etc).
Muchos palacetes y casas señoriales maravillosas han seguido los pasos de los Majarajas para convertirse en hoteles medios e incluso en Guest Houses. Dormir en Rajasthan en un antiguo palacete es una maravilla de color y romanticismo.
Pero no solo los centros antiguos de las ciudades han quedado congeladas en el tiempo, la antigua cultura y tradiciones de muchos de sus habitantes siguen intactas: Túnicas, camellos, turbantes de distintos colores (que nos indica la tribu origen de la persona), mujeres con los más brillantes Sarhis de India y enormes joyas de plata colgando de sus brazos y cuellos, joyas de oro en sus caras, incrustadas en los dientes, colgando de orejas hasta la nariz, como lujosos piercings en la nariz y orejas,... Imitan en todo lo posible la belleza y el glamour de las antiguas princesas rajputs. Uno no se queda impasible paseando en los antiguos bazares de ropa y alfombras, o en los coloridos mercados de frutas y verduras.
Aún hoy es posible visitar mercados de ganado como el demasiado famoso Camel Fair de Pushkar en Octubre, donde paisanos de todo el Rajasthan rural llegan a vender sus camellos, a rezar una Puja en el lago sagrado de Brahma y recibir el baño sagrado de sus aguas.
Muchos turistas alquilan en Delhi los cada vez más caros coches con chofer para recorrer durante una semana parte del Rajasthan, mientras que los mochileros más aventureros recorren el estado en trenes y autobuses.
La red de trenes está algo abandonada (curiosamente el castigo a los majarajas incluye tambien a sus habitantes y sus transportes), y no es tan fácil como en otros lugares de India usar el tren. A ello se suma el desinterés por parte del gobierno Indio en crear horarios cómodos y lineas que unan las principales joyas turísticas. (pocos trenes siempre llenos de Delhi a Udaipur o trenes anticuados y lentos a Jaisalemer, falta de trenes directos de Jodhpur a Udaipur, etc) (Inexistencia de trenes de Pushkar a Jodhpur, o de Udaipur a Chittaugarh).
Aunque los trenes siempre viajan por paisajes rurales mucho más bellos que las carreteras y son mil veces más cómodos y divertidos, por desgracia las lineas de buses se van imponiendo, en especial para algunas rutas. La cantidad de horarios, la facilidad de encontrar plazas el mismo día o de un día para otro, las nuevas autopistas que cruzan de norte a sur, el precio en ocasiones más barato... acaban por forzar al viajero poco a poco y por desgracia a elegir el bus al tren.
Es muy fácil mediante buses bajar de Delhi a Jaipur, luego a Ajmer-Pushkar, después a Chittogarh, y de aquí a Udaipur, para viajar a Ahmenabad, de allí a Monte Abu, luego a Jodhpur , de allí a Jaisalmer, Bikaner si quedan ganas, y de regreso a Jaipur o Delhi.
Incluso es la única forma de pasar por los famosos templos Jaines de Ranakpur (entre Udaipur y Jodhpur) en medio de la rocosas colinas de la cadena de los Arabalis, o de llegar a Bundi.
En tren es fácil llegar de Delhi hasta Jaipur o Ajmer. Luego es más complicado obtener un pasaje en el diario tren a Udaipur, y hay que calcular bien los días para tomar el tren de Delhi a Jaisalemer o de Jaisalemer a Jodhpur (porque no hay todos los días). Incluso es más conveniente tomar el bus de Jaipur a Agra pasando por Barathpur National Park y la ciudad perdida de Fathepur.
Hay lugares donde llega el tren como Rantambore National Park, o Kota-Bundi pero los buses acaban siendo más convenientes para moverse, en especial de Este a Oeste.
Turismo rajasthan
http://www.rajasthantourism.gov.in/Contact-Us/Contact-Us.aspx
State bus of Rajasthan:
http://rsrtc.rajasthan.gov.in/index.php
Interesante: la Historia de la esposa española del Maharaja de Kapurtala
http://elpais.com/diario/2009/06/14/eps/1244960809_850215.html
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